INTRODUCCION
A través de la historia los fenómenos migratorios han acompañado al ser humano desde el principio, intercambiando poblaciones entre los diferentes lugares. No ha existido ninguna etapa de la historia en donde no haya habido desplazamiento de personas por múltiples razones. La migración es un fenómeno global que ha moldeado la historia de la humanidad más allá de las cuestiones políticas y económicas que intervienen, y estas se han visto acrecentadas con la globalización.
También se hace necesario abordar el impacto psicológico de la migración en los individuos y comunidades involucradas, en cuya experiencia de dejar atrás su país de origen, un hogar, enfrentarse a lo desconocido y adaptarse a un nuevo entorno puede tener efectos profundos en la salud mental y emocional de los migrantes, desde tomar la decisión hasta el retorno, este proceso supone para la persona un esfuerzo extra de adaptación a un nuevo entorno.
Dinámica entre migración y salud mental
Las razones por las cuales las personas migran son variadas y van desde huir por la violencia, persecución e inseguridad de sus países de origen, pobreza y búsqueda de mejores oportunidades económicas para sus familias, reunificación familiar, mejores oportunidades de educación o empleo, mejorar su calidad de vida, entre otras; cualquiera que sea la razón de migrar, es una experiencia que trae retos y desafíos que exigen a la persona hacer cambios para adaptarse a una nueva cultura en el país de acogida, lo que requiere esfuerzo y energías adicionales que conducen a estrés y ansiedad que termina afectando el bienestar y salud mental del individuo.
Su dinámica es compleja ya que supone la inmersión en una nueva cultura y representa en sí mismo un conjunto de factores estresantes que pueden afectar la salud mental de cualquier persona sometida a dicha situación. Las diferencias culturales se asocian con diferentes maneras de entender la salud y la enfermedad, así como con una manera propia de expresar el malestar. Los inmigrantes, especialmente aquellos que han huido de la violencia o la pobreza, a menudo experimentan altos niveles de estrés antes, durante y después de la migración. Algunos de los problemas de salud mental más comunes que enfrentan los inmigrantes incluyen:
Estrés postraumático: Muchos inmigrantes huyen de la violencia, la persecución o la inestabilidad política. Estas experiencias traumáticas pueden manifestarse como trastorno de estrés postraumático depresión o ansiedad.
Estrés Aculturativo: El estrés de adaptarse a una nueva cultura, idioma y expectativas sociales puede llevar a sentimientos de aislamiento y conflicto de identidad.
Separación Familiar: Estar separado de seres queridos, ya sea temporal o permanentemente, puede agravar los sentimientos de soledad y duelo.
Miedo a la Deportación: Los inmigrantes indocumentados, en particular, viven con el temor constante de la deportación, lo que puede aumentar la ansiedad y contribuir al estrés crónico.
Presión Económica: La presión de encontrar empleo, a menudo en entornos desconocidos, se suma a las cargas de salud mental de muchos inmigrantes.
Etapas del proceso migratorio
El proceso migratorio puede dividirse en diversas fases: pre-migración etapa en que la persona decide migrar y organiza un plan para ello; Migración etapa del desplazamiento físico; y por último la etapa postmigracion cuando la persona logra adaptarse a su nuevo entorno. Cabe tener en cuenta que ni todas las personas que migran viven la misma experiencia, ni las sociedades que los reciben responden de igual manera. El proceso de migración y de adaptación sociocultural posterior, juega un papel fundamental en la salud mental de las personas. A continuación, se enumerará dicho proceso.
- La decisión: La primera fase es la toma de decisión, cuando la persona es consciente de su deseo y comienza a ponerlo en marcha. Veremos que es necesario ser verdaderamente conscientes de las razones y motivos por lo que se emigra
- La despedida: El siguiente proceso importante es la despedida del lugar de origen, dejando atrás todo aquello que hasta el momento formaba parte de la vida de la persona, su contexto existencial y por lo tanto su ámbito de referencia y seguridad.
- Llegada e integración: La llegada es un momento fuerte de estrés por los diferentes retos que tiene que enfrentar la persona emigrante: la vivienda, el trabajo, las nuevas relaciones sociales, el idioma, etc, pudiendo entrar en una actividad frenética para alcanzar todos estos objetivos. Como veremos se necesita un tiempo el cual lleva un proceso el cual pasará por diferentes estados emocionales, como es la:
fase del enamoramiento: Sentimientos de libertad y de que “todo es posible”: Es quizá la primera fase lógica al comenzar una nueva etapa en un contexto cultural y social totalmente nuevo. Todo es apasionante y emocionante, todo despierta nuestra curiosidad e interés, como si descubriéramos un nuevo mundo y a veces es una experiencia muy positiva, pero no solo hacia el exterior si no también hacia el interior, al descubrir aspectos propios que hasta ese momento nos pasaban desapercibidos. En esta etapa se proyectan los anhelos y deseos más profundos, como si hubiera una nueva oportunidad en nuestra vida, como si al comenzar de nuevo pudiéramos borrar todo lo que hasta ese momento podría parecernos negativo y se siente que todo es posible, con sensación de libertad y de esperanza.
Las fases del desencanto: De esa fase de enamoramiento se pasa a una fase más realista y en algunos casos más pesimista. Aquella euforia del principio puede dar lugar a diferentes procesos emocionales a partir del choque cultural, social y personal, así como las diferentes frustraciones que se pueden ir dando a nivel laboral, de la vivienda o en las relaciones sociales.
Las posibles crisis: Hay aspectos concretos por los que una persona emigrante puede pasar a un de malestar a nivel emocional y psicológico como el síndrome de Ulises, como proceso propio del emigrante, pero también hay otros aspectos, como la melancolía y añoranza por el lugar de origen, los sentimientos de rechazo, diferentes miedos a la soledad y Ba las pérdidas aspectos que son comunes al ser humano pero que el proceso de emigración puede actuar como catalizador
- El establecimiento: Si la persona supera las diferentes crisis comentadas, llegará a un término medio de estabilidad emocional, en donde comenzará a sentirse más integrada y más asentada en su nuevo país. En el ámbito laboral, igual que ocurre en el país de origen, podrá ir mejorando en sus condiciones, eligiendo de una forma más consciente y con posibilidades a partir de su experiencia o el mejor dominio del idioma. A nivel de relaciones sociales también habrá una mayor estabilidad, pudiendo incluso comenzar la formación de una pareja o familia. En todo esto, la persona emigrante acepta mejor las contradicciones de la nueva cultura respecto a la suya, comienza a valorar de manera realista las posibilidad y aspectos positivos que tiene la nueva sociedad, así como irá adaptando aspectos culturales del nuevo país a su propia identidad. Es una fase de enriquecimiento y desarrollo personal.
- Recaídas: Pero, aunque la persona emigrante logre esa estabilidad emocional y de adaptación, no quita que no pueda sufrir pequeñas recaídas, volviendo a sentir esa nostalgia o melancolía por el lugar de origen, con sentimientos negativos al nuevo país. Esto normalmente ocurre en los periodos en los que se vuelve “a casa” como son en vacaciones y fechas señaladas importantes como navidad y fin de año; y otra parte suele afectar también cuando ocurre algo negativo en el contexto de origen como puede ser la enfermedad de un familiar, fallecimientos, entre otras, en donde la persona tiene el gran inconveniente de la distancia.
- La decisión de regresar: Después de un periodo corto o largo dependiendo del proceso vital del emigrante, puede llegar el momento de regresar. De la misma forma que la decisión de emigrar resulta un momento clave en la vida de la persona, el regreso también es de suma importancia, con diferentes miedos y emociones que aparecen como consecuencia de esta decisión: Miedo al cambio en el país de origen, a no poder adaptarse de nuevo a su vida, a sentimientos de inadecuación, de pérdida, etc.
Entre los síntomas que puede experimentar una persona que migra está el duelo o dolor emocional por experimentar múltiples pérdidas, separación obligada de los seres queridos, ansiedad y estrés por el choque cultural, , soledad, pérdida de autoestima, tensión y fatiga por sobrecarga cognitiva, enfrentamiento de barreras lingüísticas y culturales, pérdida de estatus social y marginación, discriminación percibida, precariedad laboral y económica desarraigo y la percepción de que no pueden funcionar competentemente en la nueva cultura, entre otras. El malestar para las personas es mayor si las culturas de origen y receptora son muy diferentes entre sí. Lo más relevante de lo anteriormente dicho es el duelo o perdida que se experimenta y que engloba en su mayoría lo síntomas antes mencionados
El duelo migratorio, también conocido como “duelo por perdida cultural”, se refiere al proceso y transito emocional y psicológico que las personas experimentan cuando se mudan de un lugar a otro, especialmente cuando se trata de un cambio significativo, como mudarse a otro país. Este fenómeno implica la pérdida de la familiaridad y seguridad con el entorno, la cultura, las relaciones sociales, las tradiciones y la sensación de pertenencia que se tiene en el lugar de origen. Esta pérdida es multidimensional, pues se puede sentir nostalgia por la familia, los amigos, el idioma, las costumbres, la comida e incluso el clima. El duelo migratorio, a diferencia de otros tipos de duelo, se caracteriza por la ambigüedad: no es una pérdida definitiva, pero sí una separación prolongada de muchos aspectos importantes de la vida anterior. Esto puede hacer que el duelo sea difícil de reconocer, tanto para la persona que lo experimenta como para quienes la rodean.
La duración del duelo migratorio puede variar considerablemente de una persona a otra. Para algunos, este proceso puede durar unos meses, mientras que para otros puede extenderse durante años. Factores como la edad, el motivo de la migración, el nivel de apoyo social, la personalidad y las condiciones del país receptor juegan un papel importante en la duración y la intensidad del duelo
Fases del duelo migratorio
El duelo migratorio suele desarrollarse en fases, como otras clases de duelo. Lo más común es que se den estas etapas:
- Fase de shock o negación. Ocurre cuando la persona está todavía asimilando el cambio. En esta etapa, se puede experimentar euforia por la novedad del nuevo entorno o, por el contrario, una negación del impacto emocional de la migración.
- Fase de tristeza o melancolía. La persona empieza a ser consciente de la pérdida y se intensifica la nostalgia por el país de origen. Aparecen los sentimientos de tristeza, aislamiento o soledad.
- Fase de adaptación. Es el período en el que empieza la adaptación a la nueva realidad. Empieza a formar nuevas conexiones, a familiarizarse con la cultura local y a sentirse más cómoda en el nuevo entorno.
- Fase de aceptación. Es la etapa final, en la que la persona acepta la migración como parte de su vida y se siente en paz con su decisión. Es importante destacar que aceptar no significa olvidar el país de origen, sino encontrar un equilibrio emocional entre el pasado y el presente.
Ahora bien, las causas de la migración, la decisión de migrar, la preparación del viaje y sobre todo la acogida, va a determinar la intensidad y duración de este duelo.
Manifestaciones del duelo migratorio
El duelo migratorio puede manifestarse a través de una variedad de síntomas emocionales, cognitivos y conductuales, que van desde la nostalgia y la tristeza hasta la ansiedad y la incertidumbre sobre el futuro. La adaptación a un nuevo entorno, con sus propias normas y costumbres, puede generar estrés y desafíos emocionales. Este tipo de duelo también puede involucrar la pérdida de roles y estatus, así como la necesidad de construir nuevas identidades y redes de apoyo. Cada individuo vive el duelo migratorio de manera única, y la intensidad de las emociones puede variar según diversos factores, como las circunstancias de la migración, la preparación previa y el nivel de apoyo disponible.
Es importante señalar que estos síntomas pueden variar significativamente de una persona a otra, y algunos individuos pueden experimentar una combinación de ellos. Aquí hay algunos síntomas comunes asociados con el duelo migratorio:
Nostalgia y tristeza: Sentimientos de añoranza por el lugar de origen, la familia, los amigos y las costumbres dejadas atrás.
Es natural que las personas que han dejado su país de origen sientan una profunda añoranza por su hogar, su familia, sus amigos y las costumbres con las que crecieron. Este sentimiento puede ser especialmente intenso durante las primeras semanas o meses tras la migración, cuando la persona se encuentra en un entorno desconocido y aún no ha desarrollado vínculos fuertes en su nuevo hogar, así mismo muchas personas migrantes experimentan episodios de tristeza profunda, e incluso algunos pueden desarrollar síntomas de depresión. La pérdida de la red de apoyo social y familiar que existía en el país de origen puede hacer que la persona se sienta sola, incomprendida o abrumada por los desafíos de adaptarse a un nuevo país.
Ansiedad y estrés:Preocupación constante sobre la adaptación al nuevo entorno, el establecimiento de nuevas relaciones y las incertidumbres del futuro. La incertidumbre que conlleva adaptarse a un nuevo país puede generar altos niveles de ansiedad. Las personas migrantes suelen enfrentarse a numerosos desafíos, como aprender un nuevo idioma, adaptarse a una cultura diferente, buscar empleo o lidiar con trámites burocráticos. Esta incertidumbre sobre el futuro puede generar una sensación constante de preocupación o miedo.
Sentimientos de pérdida:Sensación de haber perdido no solo el lugar de origen, sino también roles sociales, estatus, y a veces, la sensación de pertenencia.
Aislamiento social: Dificultad para conectar con personas en el nuevo entorno, ya sea debido a barreras lingüísticas o culturales, lo que puede llevar al aislamiento.
Cambios en el estado de ánimo: Oscilaciones entre momentos de adaptación y aceptación y momentos de profunda tristeza o melancolía. A veces se dan sentimientos de culpa por buscar mejores oportunidades económicas, pero sienten que han “abandonado” a su familia o amigos en su país de origen. Estos sentimientos de culpa pueden ser difíciles de manejar y pueden obstaculizar el proceso de adaptación.
Problemas de identidad: Cuestionamiento de la propia identidad en el nuevo contexto cultural y social.
Dificultades en la toma de decisiones: Sentimiento de estar abrumado/a al enfrentar nuevas decisiones y situaciones en un entorno desconocido.
Síntomas físicos:Dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, fatiga, entre otros, que pueden estar relacionados con el estrés emocional. El estrés crónico que conlleva la migración puede desencadenar síntomas como dolores de cabeza, problemas digestivos, fatiga constante o debilitamiento del sistema inmunológico. Además, la falta de acceso a sistemas de salud familiarizados con el historial médico del migrante puede hacer que estos problemas no se aborden de manera adecuada.
Conflictos culturales:Dificultades para adaptarse a las normas y valores culturales del nuevo entorno. La integración en un nuevo país no siempre es fácil. Las barreras culturales y lingüísticas pueden dificultar la creación de nuevas relaciones y el establecimiento de una nueva rutina. Las personas migrantes pueden sentirse “fuera de lugar” o no reconocidas en su nuevo entorno, lo que puede agravar su sentimiento de pérdida.
Duelo de las festividades:Especialmente en fechas importantes o festividades, puede experimentarse un duelo más pronunciado, como en Navidad u otras celebraciones familiares.
Como afrontar el proceso de duelo migratorio
Lo primero es empezar a detectar que síntomas estamos padeciendo y con qué intensidad nos están afectando en el desarrollo de nuestras actividades, ya que sentir nostalgia, nervios o tensión es algo normal, pero es importante identificar que tanto me está afectando, ya que este proceso lleva un desafío emocional significativo, pero hay estrategias psicológicas que pueden ayudar a facilitar este proceso. Aquí hay algunas estrategias para lograr superarlas:
Expresión emocional: Hablar abierta y honestamente sobre las emociones con amigos, familiares o un profesional psicosocial puede ayudar a procesar el duelo.
Cuidado personal: Prestar atención a la salud física y mental, incluido el ejercicio físico, una buena alimentación y la gestión del estrés, contribuye a un mayor bienestar general.
Buscar apoyo social: Conectar con otras personas o con otros migrantes puede proporcionar un valioso apoyo emocional y compartir experiencias similares.
Establecer nuevas rutinas: Desarrollar nuevas rutinas diarias puede ayudar a proporcionar estructura y estabilidad en la vida cotidiana en el nuevo entorno.
Aprender sobre la nueva cultura: La educación sobre la nueva cultura, costumbres y normas sociales puede facilitar la adaptación y reducir la sensación de choque cultural.
Fijar metas alcanzables: Establecer metas realistas y alcanzables, tanto a corto como a largo plazo, puede proporcionar un sentido de logro y propósito.
Participar en actividades recreativas:Involucrarse en actividades recreativas o de interés personal puede ayudar a construir nuevas amistades y crear un sentido de pertenencia.
Mantener conexiones con el hogar: Utilizar la tecnología para mantenerse en contacto con amigos y familiares en el lugar de origen puede proporcionar un enlace importante con las raíces culturales.
Fomentar la paciencia y compasión: Reconocer que la adaptación lleva tiempo y que está bien sentirse triste o desafiado/a ocasionalmente es crucial. La autocompasión juega un papel fundamental en este proceso.
Apoyo profesional:Consultar a un psicólogo puede brindar orientación específica para manejar el duelo migratorio.
Conclusión
El impacto de la migración en la salud mental está influenciado por las etapas del proceso migratorio: salida, tránsito, llegada, detención y deportación. la duración y las condiciones de las detenciones, en muchos casos están asociadas con trastornos mentales más graves como la depresión y una mayor sensación de vulnerabilidad, ya que es un proceso que cambia la vida, y puede llegar a ser una experiencia de éxito, superación personal y resiliencia, o por el contrario puede afectar profundamente la salud mental y el bienestar de individuos y familias. Para muchos inmigrantes, el viaje implica dejar atrás entornos familiares, sistemas de apoyo social y, a veces, huir de situaciones peligrosas. El trauma del desplazamiento, combinado con los desafíos de adaptarse a una nueva cultura y sociedad, a menudo lleva a problemas significativos de salud mental. Para los terapeutas, comprender estas dinámicas únicas es esencial para proporcionar una atención eficaz.
La migración, aunque conlleva oportunidades, también puede ser psicológicamente desafiante. Factores como el estrés crónico, el trauma migratorio, la discriminación y las condiciones sociales agravan los retos que enfrentan las personas en esta situación, sumado a esto se debe entender que cada individuo experimenta el duelo migratorio de manera única, por lo que es importante probar diferentes estrategias y encontrar las que mejor se adapten a las necesidades personales, ya que tenemos momentos en los que nos sentimos desbordados por la presión de un cambio tan significativo y estar atentos a nuestras emociones y saber gestionarlas a tiempo es fundamental para conseguir el éxito. buscar apoyo psicológico cuando se necesita nos ayudará a sobrellevar los obstáculos del camino y seguir avanzando en el proceso.
El apoyo profesional puede ser particularmente valioso para guiar a través de este proceso y proporcionar herramientas específicas para la gestión del mismo. si requieres este apoyo, programa ya tu consulta, te acompañaremos y brindaremos las mejores herramientas conforme a tus necesidades.
Referencias
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Pérez, P., Fernández A. (2015). Trauma: del apoyo psicosocial a la terapia. Bogotá: Irredentos libros.
Vera Fernández, R. (2019). Una revisión teórica sobre el duelo migratorio. Varela, F. (2005). Conocer: Las ciencias cognitivas: tendencias y perspectivas. Cartografía de las ideas actuales. Gedisa