Zaira Montoya

Bullying Escolar: Comprendiendo sus impactos en nuestra sociedad


Descripción: Un análisis del bullying escolar, sus causas, consecuencias y estrategias para prevenir y abordar este problema en los centros educativos.

Categoría: Salud mental y educación

Tema: Bullying Escolar

Contenido:

Introducción – Definiciones – Perspectiva mundial – Datos – Prevalencia – Síntomas – Consecuencias – Detección – prevención – Reflexión final

Palabras Clave:

bullying escolar, acoso escolar, prevención del bullying, impacto del bullying, estrategias de apoyo.

Si permaneces neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor (Desmont Tutu)

El bullying escolar es una realidad que afecta a millones de niños y adolescentes en todo el mundo. Según la UNESCO, 1 de cada 3 estudiantes ha sido víctima de acoso escolar. Este problema no solo impacta en el rendimiento académico, sino también en la salud mental y emocional de quienes lo sufren. En este blog, exploraremos sus causas, consecuencias y cómo podemos combatirlo.

Introducción

El bullying escolar es un problema global que afecta a millones de niños y adolescentes en todo el mundo. Se manifiesta de diversas formas, desde agresiones físicas hasta el acoso verbal y cibernético. La escuela, que debería ser un espacio seguro para el aprendizaje y la convivencia, a menudo se convierte en un lugar de miedo y sufrimiento para muchas víctimas del bullying.

El bullying escolar es un fenómeno que ha tomado gran relevancia en la discusión sobre la salud mental y emocional de los estudiantes. Este comportamiento abusivo puede tener consecuencias a largo plazo tanto para las víctimas como para los agresores, afectando la dinámica escolar y el bienestar general.

Definiciones

  • Bullying

El acoso escolar o bullying es la exposición que sufre un niño a daños físicos y psicológicos de forma intencionada y reiterada por parte de otro, o de un grupo de ellos, cuando acude al colegio. El acosador aprovecha un desequilibrio de poder que existe entre él y su víctima para conseguir un beneficio (material o no), mientras que el acosado se siente indefenso y puede desarrollar una serie de trastornos psicológicos que afectan directamente a su salud o incluso, en situaciones extremas, conductas autodestructivas.

El bullying escolar se suele producir durante el recreo, en la fila para entrar a clase, en los baños, los pasillos, los cambios de clase, al entrar y salir del centro, en el transporte escolar o en el comedor. También puede ocurrir en el aula, cuando el profesor está escribiendo en la pizarra o mientras está atendiendo a otros alumnos.

  • Violencia escolar

Se han definido distintas manifestaciones de la violencia escolar:

  • Agresividad: se refiere a un comportamiento defensivo natural que se utiliza como una manera de enfrentar situaciones del ambiente o de la convivencia que son percibidas como riesgosas o amenazantes.
  • Agresiones físicas: se refiere a aquellas peleas que incluyen contacto físico entre los participantes y que surgen debido a alguna diferencia, descontrol o conflicto mal resuelto. Son situaciones puntuales, en las que los participantes utilizan la agresión como medio para expresar su rabia o abordar un desacuerdo.
  • Violencia psicológica o emocional: se refiere al uso de descalificaciones, amenazas, insultos o burlas hacia algún miembro de la comunidad, ocurridas en ocasiones puntuales, de manera presencial y directa, de manera indirecta (a través de rayados en el baño o en murallas), o de manera virtual (mediante redes sociales). Cuando esta agresión se repite a través del tiempo, da lugar a un modo de relación específico que ha sido definido como acoso o bullying.
  • Acoso escolar: Una de las formas de violencia que más impacto causa en la actualidad es el acoso, conocido también como bullying o matonaje. Ha sido definido en el marco legal como toda acción u omisión constitutiva de agresión y hostigamiento reiterado, realizada dentro o fuera del establecimiento educacional por estudiantes que, en forma individual o colectiva, atenten en contra de otro estudiante, valiéndose para ello de una situación de superioridad o indefensión del estudiante afectado, que provoque en este último, maltrato, humillación o fundado temor de verse expuesto a un mal de carácter grave, ya sea por medios tecnológicos o cualquier otro medio.
  • Ciberacoso: conocido también como ciberbullying, consiste en una forma de violencia similar al acoso escolar, pero que utiliza medios tecnológicos como redes sociales, internet u otros espacios virtuales por lo que su difusión e impacto en todos los involucrados y en la convivencia general de la comunidad es mucho mayor. En muchas ocasiones, las agresiones por internet son anónimas, lo que contribuye a aumentar la ansiedad y sensación de paranoia de la víctima. Ya que el agresor podría ser cualquier persona.

Perspectiva mundial

Según la UNICEF (United Nations International Children’s Emergency Fund) en español Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (FNUI), la mitad de los estudiantes de entre 13 y 15 años de todo el mundo –alrededor de 150 millones— declaran haber experimentado violencia entre pares en las escuelas y en sus inmediaciones.

La UNICEF pone de manifiesto que la violencia entre pares (que se mide por el número de niños que denuncian haber sufrido acoso en el último mes o haber participado en una pelea física en el último año) ocupa un papel dominante en la educación de los jóvenes de todo el mundo, y repercute en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes tanto de países ricos como pobres.

“La educación es fundamental para construir sociedades pacíficas y, sin embargo, para millones de niños la escuela no es un lugar seguro”. “Los estudiantes se enfrentan cada día a múltiples peligros, como peleas, la presión de unirse a las bandas, acoso (en persona y en línea), disciplina violenta, agresiones sexuales y violencia armada. A corto plazo, esto perjudica su aprendizaje; a largo plazo, puede acarrear depresión y ansiedad y puede llevar al suicidio, argumenta la UNICEF.

Datos

Según los últimos datos disponibles de UNICEF:

  • En todo el mundo, algo más de uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 15 años experimentan acoso, y una proporción similar participan en peleas físicas.
  • Tres de cada 10 estudiantes de 39 países industrializados admiten que acosan a sus compañeros.
  • Cerca de 720 millones de niños en edad de asistir a la escuela viven en países en los que el castigo corporal no está totalmente prohibido en la escuela.
  • Si bien las niñas y los niños corren el mismo riesgo de padecer acoso, las niñas tienen más probabilidades de ser víctimas de formas de acoso psicológico y los niños de ser víctimas de violencia física y amenazas.
  • La violencia que se ejerce en las escuelas con armas como cuchillos y pistolas sigue saldándose con vidas. Además, señala que en un mundo cada vez más digital, los acosadores están difundiendo contenido violento, hiriente y humillador con tan solo pulsar un botón.

En américa latina, siete de cada 10 niños son víctimas en las aulas, de acuerdo a los registros de Diálogos del Sur. Por la misma naturaleza de la intimidación que reciben a diario —insultos, golpes y exclusión— no suelen hablar del tema. El país con más casos registrados de esta violencia y acoso escolar es México, donde el 70% de los menores han experimentado agresiones, según la ONG Bullying Sin Fronteras.

Las autoridades de distintos países han reconocido el problema que se origina en las escuelas cuando algunos niños reciben agresiones físicas y psicológicas de sus compañeros. A consecuencia del bullying pueden desarrollar ideas suicidas, conforme a la revisión que realizó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Ante este panorama, los diferentes gobiernos de la región han desarrollado legislaciones para erradicar este tipo de acciones contra los derechos de los menores.

Prevalencia

Es difícil estimar la prevalencia del acoso escolar, pero los expertos en la materia coinciden en señalar que se trata de un problema muy frecuente. «Se estima que entre un 15% y un 50% de los niños y los adolescentes pueden haber sido víctimas de acoso escolar en algún momento “.

Algunos colectivos son más vulnerables y tienen mayor riesgo de ser víctimas de acoso escolar. Son aquellas personas percibidas como diferentes, como los niños con discapacidad, trastornos del espectro autista (TEA), obesidad o dificultades de integración social.

En los centros escolares hay también mucha violencia que no puede ser calificada como acoso. Por ejemplo, si un alumno recibe cada mañana una “colleja” antes de entrar en el aula ante las risas de los demás hay acoso. Sin embargo, si ese u otros actos agresivos se los propinan entre todos, eso no es acoso, aunque se trate de una dinámica inadecuada que necesitará otro tipo de intervención.

El mayor especialista en acoso, el psicólogo noruego Dan Olweus, estima que un 15% de los estudiantes se ve involucrado en problemas de acoso (el 9% como víctima, el 6-7% como acosador). En España, las cifras varían según el informe, pero los datos sugieren un porcentaje superior al de otros países, con cerca de un 15% de víctimas y 7,6% de agresores.

El acoso físico se da más entre chicos, especialmente si proceden de entornos desfavorecidos, mientras las chicas emplean formas más indirectas de acoso como hacer correr rumores o manipular las relaciones de amistad. No obstante, el acoso sin medios físicos es la forma más común de acoso tanto entre chicos como entre chicas.

Síntomas

Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y profesores en caso de que esté sufriendo bullying escolar:

• Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del rendimiento escolar.

• Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.

• Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.

• Aislamiento social, apatía e introversión.

• Mantenerse en estado de alerta de manera constante

No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.

• Faltar al colegio de forma recurrente.

• Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos.

• Conductas de huida y evitación.

• Negación de los hechos e incongruencias.

• Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.

• Miedo a perder el control o a estar solo.

• Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.

• Ideas e intentos de suicidio.

Consecuencias del bullying

Las consecuencias afectan principalmente a la víctima, que puede tener fracaso escolar, niveles altos de ansiedad, fobia a ir al colegio, insatisfacción y cambios de personalidad, pasando a convertirse en una persona insegura, con baja autoestima. Si el acoso se intensifica, pueden desarrollarse síntomas de histeria o depresión.

La imagen que pueden llegar a tener las víctimas de sí mismos es muy negativa y llegan a creer que no son competentes desde la perspectiva académica y socialmente. Esto puede provocar que en algunos casos tengan reacciones agresivas que terminen en intentos de suicidio.

Entre los trastornos psicológicos que puede ocasionar el acoso escolar en la víctima destacan:

  • Dificultad para establecer relaciones sociales, dadas las malas experiencias vividas, les cuesta establecer relaciones interpersonales, puesto que no confían en los demás.
  • Aislamiento social, en los casos más graves, el menor puede cerrarse por completo y aislarse de todo su entorno social.
  • Trastornos del estado del ánimo, con tendencia a la apatía, a la tristeza, y especialmente a la irritabilidad, el enfado…
  • Trastornos de ansiedad, provocados por la frustración, el sentimiento de impotencia, el miedo, la desconfianza…
  • Trastornos depresivos, teniendo en cuenta que niños y adolescentes muestran síntomas como la irritabilidad y el enfado, y no necesariamente la tristeza o decaimiento que caracteriza la depresión adulta.
  •  

Cómo detectar el Bullying o Acoso Escolar

Es habitual que las víctimas de acoso escolar no manifiesten verbalmente su malestar ni delaten a sus acosadores, por lo que padres y educadores deben estar atentos a los cambios en la conducta de los menores para tratar de detectarlo. Aunque no siempre es sencillo percatarse de ello, podemos sospechar que un niño o un adolescente sufre bullying o acoso escolar si:

  • Muestra cambios de humor bruscos: alta agresividad, irritabilidad frecuente, enfados en exceso por cosas mínimas o sin causa alguna, gran ansiedad sin motivo que la justifique, tristeza sin causa aparente, lloro y desconsuelo sin motivo… Es decir, debemos estar atentos a cambios de actitud para los que no encontramos justificación y que permanecen en el tiempo. 
  • Abandono de actividades placenteras: si el menor quiere abandonar actividades lúdicas o deportivas que siempre han sido de su agrado, podemos sospechar que hay algún problema en ese entorno.
  • No quiere hablar con nadie: cuando un menor se cierra en banda y no quiere hablar con nadie de su entorno, ni amigos, ni familiares, ni profesores… podemos sospechar igualmente que está encubriendo alguna situación traumática.
  • Trastornos del sueño y/o pesadillas frecuentes: los trastornos del sueño pueden ser también un indicador de padecer acoso escolar, si detectamos algún indicio como que frecuentemente al menor le cueste dormirse, se despierte múltiples veces en el transcurso de la noche, tenga pesadillas de manera habitual o incluso si duerme en exceso (puede ser un síntoma de depresión), puede ser la respuesta a una situación de ansiedad y angustia provocadas por un entorno acosador.
  • Pone excusas continuamente para no ir al colegio: cuando continuamente un menor evita acudir a la escuela o al instituto, aludiendo que siente malestar, que le duele algo, o incluso llegando a provocarse el vómito, es señal de que hay algún problema en el ámbito escolar.
  • Desciende su rendimiento escolar: si bien puede haber altibajos en el rendimiento escolar de niños y adolescentes por diferentes circunstancias o motivos, es una señal de alarma un descenso generalizado en el rendimiento académico de un menor que se mantiene en el tiempo, dado que puede ser una consecuencia del acoso escolar que está sufriendo.
  • Pierde sus pertenencias o vuelve a casa con ellas rotas: es un claro síntoma de acoso el hecho de que un menor llegue a casa en repetidas ocasiones sin alguna de sus pertenencias o con gran deterioro en ellas. Es una forma habitual de intimidación por parte del acosador, para tratar de someter al acosado.
  • Tiene arañazos, moratones o heridas: cualquier menor puede llegar a casa con algún tipo de lesión puntualmente, pero si detectamos que muestra signos de posibles agresiones físicas con excesiva frecuencia, es muy probable que esté siendo víctima de maltrato por parte de uno o más acosadores.

Prevención

Al tratarse de un hecho cultural, la violencia se relaciona con múltiples factores que pueden depender de las personas, del funcionamiento del establecimiento o del contexto cultural de sus miembros. Algunas sugerencias de acciones que pueden prevenir la violencia en sus distintas formas son:

  • Conocer y comprender la violencia en el contexto y la cultura del establecimiento educacional. Reconocer el lugar que puede tener la violencia como un modo de convivir ya presente en las interacciones cotidianas de algunos miembros de la comunidad.
  • Promover y modelar modos de convivir que potencien el cuidado mutuo y que estén basados en el trato respetuoso, la inclusión, la participación democrática y colaborativa y la resolución dialogada y pacífica de los conflictos. en las distintas instancias y espacios de la vida escolar, se promueven y modelan intencionadamente estos modos de convivir.
  • Elaborar un consenso entre todos los actores de la comunidad sobre el no uso de la violencia. Elaborar un consenso sobre el no uso de la violencia en ninguna de sus formas para abordar los desacuerdos o diferencias que se producen en la convivencia cotidiana y para la participación en ella.
  • Elaborar de manera participativa normas de funcionamiento y de convivencia. Considerar la participación de los distintos actores en la elaboración de normas que describan los modos de conducta y las actitudes que se quieren promover y lograr en la comunidad.
  • Diseñar contextos de aprendizaje pedagógico para conocer y practicar modos de convivir y resolver conflictos que sean coherentes con lo estipulado en los reglamentos internos y manuales de convivencia. Se pueden considerar contenidos y actividades de las distintas asignaturas y, especialmente, el trabajo intencionado del programa de la asignatura de orientación en el eje de relaciones interpersonales.
  • Difundir las consecuencias que tiene el uso de la violencia en general y del acoso y ciberacoso en particular. Dar a conocer las consecuencias de la violencia en los distintos actores de la comunidad, especialmente en las víctimas y en los victimarios a través de distintas instancias y espacios, utilizando testimonios, videos, noticias u otros recursos que den cuenta del alto impacto que tiene la violencia en las personas y sus entornos.
  • Realizar un monitoreo permanente de la convivencia escolar. La convivencia es un fenómeno dinámico y cotidiano. Una estrategia de gestión muy importante es mantener un monitoreo permanente de ésta para sí poder detectar factores que puedan facilitar situaciones de violencia o abordar las situaciones en su inicio.
  • Realizar un acompañamiento específico a aquellos estudiantes o grupos que lo requieran. No todos los estudiantes o grupos del establecimiento educacional tienen las mismas necesidades o características por lo que sus procesos de aprendizaje también deben adecuarse a ellos. En el caso de la convivencia, es habitual encontrar a miembros de la comunidad que tienen más dificultades para aprender e internalizar los modos de convivencia que se promueven en el Reglamento interno.

Para erradicar el bullying, es fundamental el compromiso de toda la comunidad educativa. Algunas estrategias incluyen:

  • Fomentar la empatía y el respeto en las aulas.
  • Promover la comunicación entre padres, docentes y estudiantes para detectar casos de acoso.
  • Implementar programas educativos y campañas de concienciación sobre el bullying.
  • Brindar apoyo psicológico a víctimas y agresores para trabajar en sus emociones y comportamientos.

¿Qué hacer si eres víctima o conoces a alguien que lo es?

  • Para las víctimas:
    • Hablar con un adulto de confianza (padres, profesores).
    • No responder al agresor con violencia.
    • Buscar apoyo psicológico si es necesario.
  • Para los padres:
    • Escuchar sin juzgar y tomar en serio las denuncias.
    • Contactar a la escuela y exigir medidas.
  • Para los espectadores:
    • No apoyar ni reírse de las agresiones.
    • Reportar el bullying a un adulto.

Atención a la víctima

La víctima es la que habitualmente va a solicitar ayuda psicológica. Mi experiencia con la gran mayoría de los casos es muy satisfactoria ya que los adolescentes tienen muchas posibilidades de aprender nuevas habilidades y resolver sus dificultades. El tratamiento resuelve los problemas que haya producido el acoso (p.ej., fobia escolar, depresión, etc.) siguiendo las actuaciones recomendadas en esos trastornos. Además, el abordaje con la mayoría de las víctimas incluye:

  • Entrenamiento en autofrases positivaspara eliminar los pensamientos negativos (p.ej., nunca superaré esto, soy débil, etc.) y sustituirlos por otros más constructivos (p.ej., puedo hacer amigos, voy a superar esto, etc.).
  • Aprendizaje de la relajación (p.ej., respiración abdominal) para ayudar a controlar posibles respuestas de ansiedad. Puede combinarse con técnicas de inducción y visualización de escenas donde el chico se vea a sí mismo afrontando con éxito su situación actual.
  • Entrenamiento en habilidades sociales y asertividad para plantar cara al acosador (p.ej., decir con firmeza y mirando al acosador “se acabó”). El lenguaje corporal de la víctima (ej., hombros caídos, mirada hacia abajo, voz tenue, etc.) puede haber transmitido “soy vulnerable”. Casi todos son puestos a prueba, pero no todos son acosados.
  • Fomento de capacidades y actividades que refuercen la autoestima. Por ejemplo, es muy recomendable la práctica de deporte (p.ej., las artes marciales) o participar en un grupo de teatro. Las actividades en grupo ayudan a socializarse y mejorar sus habilidades de relación en un contexto donde se transmiten valores adecuados.

Atención a los acosadores

Los acosadores también deberían visitar al psicólogo, aunque es mucho menos frecuente. Suelen presentar problemas para controlar impulsos y reconocer emociones. Necesitan mejorar su inteligencia emocional, desarrollando empatía y llegando a comprender los sentimientos de las víctimas. También es útil que entiendan las consecuencias perjudiciales de sus acciones (p.ej., no tendrán amigos de verdad, etc.) y encuentren otras formas de mejorar su autoestima. Puede efectuarse un entrenamiento en control de la ira y en habilidades de relación.

Ningún estudiante debería tener miedo de ir a la escuela y ningún padre o madre tendrían que preocuparse porque alguna de estas cosas le pudiera pasar a su hijo o hija. Es necesario aunar esfuerzos en torno a un proyecto anti-acoso que incluya a los centros escolares, el profesorado, las familias y otros agentes sociales.

Reflexión final

El bullying escolar es un problema complejo que requiere un enfoque colaborativo de todos los involucrados en la educación de los niños. Crear un ambiente escolar donde todos se sientan seguros y respetados es fundamental para el desarrollo emocional y psicológico de los estudiantes. Comparte tus ideas y experiencias sobre cómo combatir el bullying en nuestras escuelas y cómo podemos trabajar juntos para crear un entorno más compasivo. La conversación sobre este tema es vital.

Los psicólogos ocupamos el rol de agentes de atención primaria en casos de violencia escolar. Nos corresponden las acciones de promoción, prevención e intervención, que buscan favorecer los ambientes protectores en la familia, la escuela y la comunidad.

Acudir al psicólogo en estos casos, es de esencial importancia, estamos capacitados para ayudarte.

El bullying escolar es un problema que nos afecta a todos. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de crear entornos seguros y respetuosos para nuestros niños y jóvenes. Juntos, podemos romper el silencio y construir un futuro libre de acoso.

El bullying no es un juego ni una etapa normal de la infancia o adolescencia. Es un problema serio con consecuencias graves. Solo con educación, concienciación y acciones concretas podemos lograr que las escuelas sean espacios seguros para todos. ¡Di no al bullying y sé parte del cambio!

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